Así se llama la Fundación de Felipe Tamayo, proyecto de un cicloviajero y fotógrafo colombiano que a través de la bicicleta realiza actividades que benefician comunidades, organizaciones y personas en situación de pobreza y discapacidad.
FELIPE RECORRIÓ ALGUNOS PAÍSES DEL SUR DE AMÉRICA EN BICICLETA Y DURANTE SU AVENTURA DESCUBRIÓ QUE PEDALEANDO PODÍA AYUDAR A SUS COMPATRIOTAS, AHORA VIAJA POR COLOMBIA LLEVANDO ESPERANZA A COMUNIDADES NECESITADAS.
“Cambiar el Mundo una Bici a la Vez” es el programa madre. De él se derivan los demás. Los niños entran a hacer parte de un plan de nutrición porque “lo primero que se necesita es que tengan algo en el estómago”, después se integran al de movilidad para aprender a montar la bicicleta y, finalmente, al de educación, teniendo en cuenta “que a mí no me sirven burros en bicicleta”.
Los pequeños, generalmente, cuentan con padres de familia sin un trabajo estable. Ellos no están exentos de las obras de Pedalazos: se capacitan en el proyecto de bici-emprendimiento, en el que pueden acceder a bibliotecas, consultar enciclopedias y caminar por el sendero del aprendizaje junto a sus hijos, a quienes “no se les regalan las bicicletas: cada niño las paga con buenas calificaciones”.
Realmente no conozco a Felipe, fue esta mañana que leyendo un diario local me entere de su proyecto, seguidamente le di clic a sitio web Pedalazos Que Unen Pueblos, me llamó la atención además de las estrategias que lleva a las comunidades, su perseverancia pese a los traspiés que a atenido en su vida.
Los invito a leer la entrevista que le hicieron la semana anterior Pedalear por los niños de Colombia y cuando lo vea en alguna ruta de Colombia, hágale una seña, invítelo a comer, dele una vos de aliento… esos gestos, además del apoyo que le pueda brindar a la fundación que preside, también unen pueblos.
La imagen principal del artículo pertenece a Felipe Tamayo, le encontré en su fanpage de Facebook: Pedalazos Que Unen Pueblos.