Inicié este tour junto con otros 10 cicloviajeros. Estaba segura de poder remontar las empinadas pendientes de las carreteras asfaltadas, pero no mucho de las carreteras destapadas. Después de todo esto es Colombia: un país lleno de montañas, café, magia y los mejores escaladores del mundo. ¿En qué estaba pensando cuando me vine a pedalear este país?
VIAJAR EN BICICLETA ES ALGO RELIGIOSO. LAS ENDORFINAS, EL TIEMPO PARA REFLEXIONAR, EXPERIMENTAR LUGARES DESCONOCIDOS Y, LA CAMARADERÍA DE LOS AMIGOS. EL TOUR QUE ACABO DE HACER CON PEDALEANDO ALMA FUE UN PINÁCULO, CAMBIÓ MI VIDA, FUE ALGO MÁGICO E INOLVIDABLE.
A medida que pasaban los días, por carreteras olvidadas visitamos pueblos cada vez más pequeños. Me convencí de que la belleza de Colombia y el amor y la calidez de su gente, estaban allí para revivir mi alma y nutrir mi cuerpo. Y lo hicieron…
Vía Doradal – San Miguel (Corregimiento de Sonsón) | Antioquia
Visitamos Río Claro, una reserva natural, fue místico. Ese día salimos tarde para poder nadar y disfrutar del río, un cañón rodeado de vegetación. Vimos al Martín Pescador alimentándose sobre el río y escuchamos el zumbido de la selva…
Reserva Natural Cañón del Río Claro
Un poco más tarde, salimos con los almuerzos envueltos en unas hojas (arroz, arepas y carne). Pedaleamos por un camino destapado hasta San Miguel (Corregimiento de Sonsón), kilómetros y kilómetros debajo de la sombra de los doseles de los árboles, observando el ganado y los búfalos pastar. Comimos guayabas de los árboles, cruzamos puentes y escuchamos la música que llevó Juan Manuel. Al día siguiente cruzamos el río La Miel en un transbordador.
La hora del almuerzo
- Cerca San Miguel
- Cruzando el Río La Miel
Los días desaparecían mágicamente entre las montañas, arriba y abajo, arriba y abajo, subíamos a lo alto de la montaña y bajamos de nuevo hasta el río. Las aguas que se originaban en las nubes y la humedad del Páramo gota a gota creaban arroyos y cascadas y en los grandes valles, esta se recogía y formaba ríos.
Los puentes sobre estos eran algunas veces nuestros puntos de descanso y reencuentro antes de iniciar nuestra próxima pendiente. Nos zambullimos más y más en el verdor, más ríos y arroyos, pájaros trinando y mariposas. Los días eran encantadores. Gabriel Garcia Márquez llenó mi mente mientras subía y trepaba bajo las hojas de los árboles, plantas de café y plátano, y cuando bajamos al siguiente río, sólo para comenzar a subir de nuevo una nueva cumbre…
Subiendo a Nariño
Nunca olvidaré a mis compañeros. Sus cuidados y el amor que compartimos. Las tardes sonriendo, las escaladas silenciosas, la panela y la caña de azúcar que comimos antes de subirnos a las montañas, y la exaltación arrolladora de revolar por todos lados.
La bella vista de las montañas de Cocorná y los parapentes despegando y aterrizando cerca al lugar donde pasaríamos la noche, el día que comimos papaya caída del árbol, o los baños en las aguas termales, tampoco las coca colas y cervezas que bebimos en pequeñas tiendas que salpicaban nuestro camino. Y finalmente los 18 kilómetros bajando por Las Palmas hasta Medellín, donde todos dijimos con nuestras lágrimas adiós.
Mirador en las afueras de Norcasia – Caldas
Sé que volveré. Por ahora te echo de menos, extraño a Colombia, echo de menos Pedaleando Alma, pero volveré. Ahora soy una cicloviajera y conozco esos caminos sin pavimentar…conozco la belleza de ellos.
Versión original en inglés por Tanya Zimmer